Todas las cuestiones relacionadas con el Protocolo Familiar están de actualidad, pues siempre hay empresas con socios de la misma familia. Antes de adentrarnos en los diversos aspectos del Protocolo Familiar, es fundamental definir qué es exactamente. En términos sencillos, podemos definir el Protocolo Familiar como un acuerdo marco que suscriben los socios dentro de una empresa compuesta por miembros de la misma familia con la finalidad de establecer las reglas del juego que faciliten la toma de decisiones, preserven las relaciones familiares y aseguren el adecuado desarrollo de la sociedad.
De acuerdo con el estudio “Las empresas familiares ante el reto de la innovación” (Cruz & Santaló, 2022)[1], realizado por el Instituto de Empresa, aproximadamente el 89% de las empresas privadas en España son empresas familiares. A pesar de su significativa contribución a la economía, no existe una ley específica que regule las particularidades de estas empresas. Por esta razón, resulta esencial que los propios socios sean responsables de anticipar los conflictos y garantizar el buen funcionamiento de la empresa.
Este objetivo puede lograrse mediante la redacción del Protocolo Familiar, que puede abordar una amplia gama de asuntos, entre los que destacan:
- Establecer una misión, principios y valores que unifiquen los objetivos y fomenten la colaboración entre los socios.
- Definir el proceso de elección y composición de los órganos de gobierno de la sociedad, estableciendo mayorías para decisiones de importancia. En ocasiones, se pueden crear órganos de control adicionales no previstos en la legislación, como el consejo familiar.
- Definir criterios para la inclusión de familiares interesados en trabajar en la sociedad.
- Implementar medidas preventivas para abordar situaciones de bloqueo y desacuerdo, promoviendo la comprensión entre los miembros de la familia.
- Establecer reglas para la transmisión de acciones o participaciones, determinando cuándo y a quién pueden transferirse, con el objetivo de proteger la empresa de la entrada de nuevos accionistas ajenos a la familia.
- Contemplar el derecho de separación, especificando tanto las causas como el procedimiento para llevar a cabo la división de la sociedad llegado el momento.
Estos son ejemplos de elementos que se pueden incluir en un Protocolo Familiar, si bien las posibilidades son casi ilimitadas. La creación de un Protocolo Familiar requiere de un cuidadoso análisis de la propia empresa, el negocio, el entorno, la familia titular y las principales relaciones y/o aspectos a regular, así como la revisión de la legislación y jurisprudencia aplicables.
El protocolo solo vincula a las partes firmantes del documento. Por lo tanto, pueden surgir situaciones en las que, a pesar de tener un Protocolo Familiar firmado, algunos aspectos no sean totalmente aplicables por falta de eficacia frente a terceros no firmantes, de ahí la importancia de establecer los mecanismos legales suficientes para asegurar esta eficacia.
Como se puede apreciar, el protocolo permite prever y abordar situaciones y problemas futuros, evitando conflictos que podrían dejar una huella económica y emocional significativas. La elaboración de un Protocolo Familiar es un asunto complejo que tiene un impacto significativo en el futuro de la sociedad. Por esta razón, es fundamental buscar asesoramiento adecuado de profesionales experimentados en la materia. En BUSQUETS, estamos a disposición de brindarte la orientación necesaria. No dudes en contactarnos si deseas profundizar en este tema, estaremos encantados de ayudarte en todo lo que necesites.
[1] Cruz, C., & Santaló, J. (2022). Las empresas familiares ante el reto de la innovación. Ernst & Young. Obtenido de https://static.ie.edu/fundacion/pdf/Informe_Empresa_Familiar_IE.pdf